Gango estuvo empaquetando algunas de sus
cosas aunque no podía llevárselo todo y todo lo que tenía le recordaba a su
hermana. Ella había sido valiente y había dado su vida por salvar a una persona
que no le caía bien. Él sabía de sobra porque Rosmarie le caía mal a su
hermana. Pero eso era agua pasada. Ahora ya sólo quedaban sus recuerdos. Metió
una prenda más en su maleta, dejó la nota encima de su cama y salió. Era la
única forma de no quedarse, no quería que nada le retuviera aquí. Ahora que su
hermana se había ido no le quedaba nada más que hacer. Sólo quería coger a Josh
y hacerle sufrir. No pensaba matarle, sería demasiado fácil y rápido. Cerró la
puerta detrás de él y se fue. No sabía a donde irse pero escogió el camino por
el que nunca había ido. Ese que había detrás de su casa y le llevaba al norte.
Nada más acabar las clases, Rosmarie salió
del internado hacia casa de Gornid para buscar a Gango. Después de la pelea que
había tenido anoche con Zayn necesitaba estar cerca de Gango que siempre la
había traído con los pies a la tierra. Entró sin tocar la puerta y no había
nadie dentro. Supuso que Gornid estaría en su laboratorio como siempre y así
era. Lo encontró trabajando en otro de sus experimentos. Ella miró por encima
de Gornid y en la mano sostenía una bola de plateada que expulsaba una fuerte
luz desde su interior.
-
¿Qué es eso? – Gornid se sobresaltó y tiró al aire la bola pero
Rosmarie la cogió antes de que se estrellara contra el suelo.
-
Cielos, me habías asustado – soltó una risa pero se veía tenso, tenía
los hombros más rectos que de costumbre pero Rosmarie no se preocupó demasiado –
Es una bola de rastreo.
-
¿Para rastrear a Josh? – preguntó Rosmarie con un nudo en la garganta.
Quería que le encontraran pero sabía lo que pasaría si lo encuentran.
-
No, Max se está encargando de perseguir a Josh – cogió la bola de las
manos de Rosmarie – Necesita arreglos pero en cuanto esté lista se podrá
utilizar.
Rosmarie
perdió la noción del tiempo y se paró a pensar en cómo había discutido con
Zayn. Después de que se besaran y ella lo deseara como a la cosa más imposible
del mundo. Después de haberse imaginado todas las cosas sucias del mundo
haciéndolas con Zayn se despertó de su sueño. No podían estar juntos. Ella no
le quería. Y no podía estar con él sabiendo que Laura había estado enamorada de
Zayn y que había dado su vida para salvarla porque Zayn se había tirado de
cabeza a la piscina. Aún recordaba las palabras que le había dicho a Zayn:
-
No podemos – se separó de Zayn – No está bien – había puesto una
distancia entre los dos.
-
¿Por qué no? – preguntó éste acercándose a ella a la vez que ella
retrocedía más – Ya no hay nada que se interponga entre nosotros dos.
-
Claro que hay cosas que se interponen Zayn, no lo entiendes.
-
¡¿Qué se supone que no entiendo?! – él levantó el tono de voz pero se
volvió a calmar – Yo te quiero, tú me quieres.
-
No sigas por ahí, por favor – lo dijo ella como un susurro pero Zayn
la cogió del brazo.
-
¿Por qué no? – volvió a preguntar, estaba cabreado.
-
Porque no te quiero de esa manera – logró decirlo finalmente.
-
Claro que me quieres – Zayn le soltó el brazo – Me dijiste que me
deseabas, me besaste. Claro que me quieres.
-
No te quiero – Rosmarie se fue y lo dejó ahí. Le dolía lo que le había
dicho, como una puñalada en el corazón y no quería saber cómo se sentía Zayn. Volvió a la realidad donde estaba con Gornid y
le escuchaba atentamente.
-
Me faltan unos poquitos arreglos y creo que para mañana podría estar
listo – Gornid se puso sus gafas y volvió a trabajar en la bola.
-
¿Pero a quien quieres rastrear? – volvió a preguntar Rosmarie.
-
A Álvaro – dijo Gornid.
-
¡¿Cómo?! – empezó a ponerse nerviosa - ¿Dónde está Gango?
-
Se fue – Gornid sacó una nota de su bolsillo – y dejó esta nota.
-
“Es difícil dejarlo todo pero
necesito irme. Todo aquí me recuerda a ella y aún necesito cumplir una misión
más aunque tenga que dar mi vida en el intento. No sé a dónde iré ni tampoco sé
si volveré” – arrugó
el papel después de haberlo leído y se lo guardó en el bolsillo de su pantalón –
No puede irse, tenemos que ayudarle.
-
Eso estoy intentando.
-
Quiero ayudarte – le contestó ella – Dime lo que tengo que hacer –
sabía que Gornid agradecería su ayuda, y ella estaría en paz consigo misma si
haría volver a Gango. Él había sido el único que la comprendió estas últimas
semanas. Y ella aún no se había disculpado por todos los malos momentos que le
hizo pasar.
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