Un relámpago seguido de un trueno. Un golpe estridente.
Unos gritos. Otro trueno. Relámpago. Trueno. Una respiración entrecortada. Otro
grito más. Muchas piezas de metal caían al suelo. “Monstruo. Me habéis convertido en un monstruo” Su voz resonaba en
sus oídos. “No eres un monstruo. Eres lo
que eres por naturaleza. Por favor” Su madre llorando. Otro relámpago. Un
trueno más fuerte que los demás.
Zayn abrió los ojos. Estrujaba las sabanas
entre sus manos. Miró por toda la habitación y se relajó al darse cuenta que
estaba en su habitación del internado. Al menos sus padres habían hecho algo
bueno por él y le habían pagado una habitación no compartida. No se imaginaba a
alguien soportando sus gritos a las tantas de la noche. Salió de la cama. Se
quitó la camiseta y los pantalones empapados de sudor tras el horrible flashback.
Recuperó el aliento. Se puso una camiseta y unos pantalones corrientes y salió
con paso ligero de la habitación. Al llegar enfrente de su puerta volvió a
suspirar y tomó aire para golpearla.
-
Missy, ábreme, por favor – él golpeaba la puerta mientras su voz se
quedaba sin aliento. Poco después ella abrió la puerta somnolienta.
-
¿Qué pasa? – se dio la vuelta y vio que su compañera seguía dormida.
Miró la hora y sus ojos se entreabrieron fuertemente – Pero, ¿has visto la hora
que es?
-
Lo siento – ella le hizo paso para que Zayn pasara. Se sentaron los
dos en la cama – He tenido una pesadilla.
-
¿Peor que las de antes? – Rosmarie le acarició el pelo y él asintió -
¿Te quieres quedar a dormir? – Zayn volvió a asentir. Se tumbaron los dos en la
cama. Rosmarie se apoyó con la cabeza sobre su pecho - ¿Por qué no puedes
contarme lo que te pasa?
-
No es fácil – suspiró mientras recordaba su pasado, para él era
horrible aunque sus padres no lo veían así – No sabría cómo explicarte todo lo
que pasó – se estremeció.
-
Sé que tú no eres así – Rosmarie se levantó y apoyó su cabeza sobre la
almohada para ver la cara de Zayn.
-
¿Así cómo? – preguntó él confundido.
-
Tú no eres malo, no eres un monstruo. Sé que tienes un corazón enorme,
creo más que cualquier persona pero algo
te ha marcado y hasta que no soluciones tus problemas no podrás encontrarte a
ti mismo – se acercó a él, le dio un beso en la mejilla y se dio la vuelta –
Buenas noches.
Zayn la abrazó por detrás y mientras le daba
vueltas a las palabras de Missy se quedó dormido. Volvió a soñar cosas raras,
pero eran cosas sueltas, no estaban entrelazadas. Primero un desván vació.
Después la imagen de un pozo en medio del bosque del internado. Y por último el
lago del internado justo en el corazón del bosque.
Rosmarie se había despertado, duchado y
vestido y Zayn … Zayn seguía durmiendo. Encontró una pluma y empezó a hacerle
cosquillas hasta que se despertó.
-
Dormilon, ¿quieres bajar a desayunar?
-
Me parece bien – se levantó de la cama – Aquí se duerme mejor.
-
No te acostumbres – ella le dio un empujón pero entre broma y broma
bajaron rápido al comedor donde servían el desayuno. De momento no había mucha
gente, aún faltaba una semana para que empezaran las clases pero poco a poco
llegaban los demás alumnos. Los ojos de Rosmarie se desviaron hasta dar con los
de Josh, por primera vez lo miraba fijamente. Josh le sonrió y al acercarse a
ella la saludó. - ¿Has visto? – le preguntó ella eufórica a Zayn – Después de
tanto tiempo – se sentó en la mesa con la bandeja llena, ni se había dado
cuenta de lo que había cogido – Creo que era él – pensó en lo que pasó ayer. Se
tocó el labio y se sonrojó al recordar el beso.
-
¿Quién era? ¿Qué? – le preguntó Zayn despistado. Ella se acordó de que
Zayn no sabía nada y se calló – Venga – le dio un empujón cariñoso.
-
Un sueño que he tenido – era la primera vez que mentía a Zayn pero no
podía contarle lo que había pasado.
-
No te creo pero lo dejaré pasar – Zayn se despidió de ella – Me tengo
que ir. Luego nos vemos.
Rosmarie se quedó sola pero poco después
llegaron sus amigas Ruth y Henar. Ellas habían tenido unas vacaciones más
largas. Las dos se pusieron a contarle todas las cosas que hicieron, las
ciudades que visitaron y todos los tíos con los que se habían liado. Perdió la
noción del tiempo y llegó a su habitación unos minutos antes de la comida. Su
compañera ya no estaba. Era una chica rara, más que Rosmarie y eso ya era mucho
decir. Casi nunca hablaba con ella, la mayor parte del tiempo se la pasaba
durmiendo o fuera de la habitación. Rosmarie no se acordaba de la última vez
que le había dirigido la palabra. Ni se acordaba de su nombre. Junto a sus pies
había una nota. La olió. El mismo perfume. Sonrió como tonta pero después abrió
la nota.
“Cambio de planes.
A las 10 en la habitación 140”
Josh estaba en su habitación. Estaba
satisfecho. Hoy también quería presentarse como “el chico misterioso” pero
debía dejar la vergüenza de lado. Se metió a la ducha. Necesitaba refrescarse
física y mentalmente. ¿Qué le diría? Por mucho que piense, sabe que lo
improvisará todo sobre la marcha. Se enroscó una toalla a través de la cadera y
salió del baño desnudo con la minúscula toalla.
-
Con que tú eres el famoso “chico del pañuelo de seda” – vio a Rossy
apoyada en la puerta – Pensé que jamás llegaría este día – le echó el pestillo
a la puerta y rodeó a Josh por el cuello. Fundieron sus bocas en un beso largo,
demasiado largo, demasiado provocativo. Sus cuerpos estaban a otro nivel. Sus
respiraciones estaban entrecortadas.
-
¡Josh! ¡Abre la puerta o la tiro abajo! – la voz de Zayn al otro lado
de la puerta los sobresaltó a los dos.
-
¡Ahora! – Josh le gritó a Zayn y se volvió hacia Rossy – Por favor,
escóndete. Ahí – señaló la puerta del baño y ella le hizo caso. Zayn estaba
cabreado. No paraba de dar golpes fuertes en la puerta y cuando Josh abrió, se
le tiró encima empujándolo contra la pared.
-
Deja de jugar con ella – empezó fuerte – No sé si te habrás dado
cuenta de que Rosmarie babea por ti pero para ya. Déjala tranquila. Dile que
pasas de ella. ¡Díselo! – gritó con rabia – Le estás haciendo daño y no puedo
ver como se ilusiona con una tontería.
-
No es una tontería – le contestó Josh empujando a Zayn y recobrando
fuerzas – Me gusta y tú lo sabes muy bien. Tú eres quien debería replantearse
esas cosas – se puso bien la toalla – Sois amigos – recalcó la palabra amigos
haciendo que Zayn explotara, no de rabia y cabreo, sino de la razón que tenía.
-
Josh … - fue lo único que pudo decir, no le salían las palabras, lo
único que hizo fue correr. Rossy salió del baño, incrédula al oír todo lo que
habían dicho.
-
No he entendido lo que acaba de pasar.
-
No hace falta que lo entiendas – Josh puso una mano alrededor de su
cadera, la atrajo hacia su cuerpo y la volvió a besar con la misma pasión de
antes. Él la deseaba, quería hacerla suya, la quería sólo para él. Y ella…
ahora ella no sabía lo que quería. Lo había deseado durante todos estos años
pero ¿y Zayn? No podía pensar ahora en Zayn. Tenía al chico de sus sueños
delante de sus ojos y por fin podría hacer todo aquello que había deseado.
Ella
lo empujó encima de la cama, se subió encima suya y le dio un beso. Otro más.
Bajaba lentamente hasta su cuello. Su pecho. Zayn. ¿Por qué no podía dejar de
pensar en él? Estaba mal. La necesitaba. Se levantó rápidamente.
-
Lo siento – abrió la puerta y salió corriendo escaleras abajo
empujando a todo el mundo que se encontraba. Se encontró con Henar y notó sus
intenciones de pararla – Ahora no – le acarició la mano para que su amiga la
comprendiera.
Zayn ya estaba muy adentro del bosque. La
rabia podía con él. Ya le había pasado antes pero no con tanta intensidad. Josh
tenía razón. Don perfecto tenía razón. “Monstruo”
Esa palabra resonaba dentro de su cabeza, sus oídos estaban hartos de oírla
pero era lo que lo caracterizaba. Cuanto más se adentraba en el bosque más
aumentaba su ira. No se daba cuenta por donde iba, ni el camino que había
seguido pero se había adentrado tanto que había llegado al pozo de su sueño. Una
risa lo puso sobre aviso. Era una risa alta. Aguda. Una chica. Era ella, otra
vez.
-
¿Qué quieres? – daba vueltas en círculo buscándola con la mirada,
quería ver su rostro – Juré que si volvías a aparecer no volvería a quedarme
quieto – se acordó de la última vez que la vio bajando las escaleras de su casa
encapuchada entre risas. No se había quitado esa capucha nunca, ni esa toga. Si
no fuera por su rareza y su naturaleza hubiera sido como una monja más – Me lo
quitaste – se acordó de aquella figura pequeña que yacía sobre un charco de
sangre – y no volverás a tocar a nadie que quiera.
-
Que ingenuo eres – una voz se oyó de todos pero de ningún lado.
Intentó localizarla pero no pudo. Y volvió a reírse. Zayn vio una sombra
moverse detrás de él, oía las ramas crujir.
-
Ya te tengo – saltó encima suya y estaba dispuesto a ahogarla con sus propias
manos hasta que la melena pelirroja de Rosmarie brilló sobre el suelo. La miró
a los ojos y la abrazó. – Pensaba que … - recordó que ella no sabía nada de
aquella historia – Lo siento.
-
No puedo verte así – Rosmarie sentía ternura y cariño al verle, pero
también sentía un escalofrío cada vez que él estaba cerca de ella – Sabes que
algún día tendrás que contármelo todo – Zayn la ayudó a levantarse y la miró a
los ojos. Ella le inspiraba la misma ternura que él a ella. La ayudó a
limpiarse las hojas y el polvo de su uniforme.
-
¿Qué haces aquí?
-
Me sentía mal por …. Por no poder ayudarte – ella intentaba buscar la
respuesta adecuada sin decir que escuchó la conversación con Josh y que algo
dentro de ella se despertó y la puso sobre aviso, la advirtió de que su corazón
no le pertenecía solamente a Josh.
-
¿Cómo supiste donde encontrarme? – Zayn no paraba de hacerle
preguntas. Sabía que algo raro pasaba pero debía quitarse esos pensamientos de
la cabeza. Ella no era la cazadora. No lo era. Alejó aquellos pensamientos y
puso sus cinco, o mejor dicho, sus seis sentidos en Rosmarie.
-
Haces muchas preguntas – Rosmarie empezó a andar y como si estuviera teleguiado
Zayn ya estuvo a su lado en menos que cantaba un gallo. – Todo es mucho más
fácil. – se paró en seco, dirigió la mirada hacia él. Zayn era más alto que
ella por lo que tenía que levantar la cabeza y mirarlo desde abajo. Le acarició
la mejilla – Sólo tienes que abrir bien los ojos – le dio un beso en la mejilla
y siguió andando. Zayn volvió a oír esa risa. La sentía detrás suya. Los
vigilaba. Ahora sabía cuál era su nuevo punto débil.
-
Vamos – la cogió de la mano y empezó a correr arrastrándola detrás
suya – Debemos salir de aquí – cada vez corría más rápido y Rosmarie no podía
seguirle el paso, tropezaba con cualquier ramita. Nunca había visto a nadie
correr de aquella manera, ni tan rápido ni con tanta gracia.
-
No puedo – Rosmarie se paró, las piernas le temblaban y cayó sobre el
suelo frío del bosque – No tengo fuerzas – Zayn miró al horizonte. Vio el
internado a pocos metros de donde ellos estaban. Se agachó a su lado.
-
Nos queda poco – la ayudó a levantarse y empezó a andar rápido, no
corría, pero andaba como si estuviera corriendo. – Mañana empezaremos unas
clases intensivas de atletismo – bromeó haciéndola reír.
-
No me vendrían nada mal – le contestó ella.