Les tomó bastante más tiempo del que pensaban
en matar a uno de los dos balrogs pero quedaba el más fuerte y por lo visto él
era el líder y el más robusto de los dos. Zayn y Gango estaba en el lado
derecho del balrog intentando quitarle el látigo y rodeándolo estaban los tres
enanos con Laura debilitándolo para que su hermano y el amor de su vida puedan
coger el látigo y acabar de una vez con esto. Estaba cabreada consigo mismo por
haber dejado que las cosas fueran tan rápidas y tan lejos. Fue culpa de ella
que Zayn se enamorara de aquella chica. Todo por aquella tontería que pasó
cuando eran pequeños. Se quitó ese pensamiento de la cabeza y descargó toda su
ira contra el balrog pero este reaccionó y con el dorso del brazo izquierdo le
dio un impulso que quedó tirada en el suelo. Escuchó a Gango gritar y llamarle
la atención de su brazo roto del que brotaba sangre pero ella estaba más atenta
de lo que Zayn estaba haciendo. Éste se subió de alguna manera al lomo de la
criatura y ella lo estaba impulsando y sacudiendo. Aulë le clavó un cuchillo en
una la pierna derecha que lo hizo desequilibrarse. En ese momento Gango le
arrebató el fuerte látigo.
Los brazos de Gango temblaban. Era el látigo
más pesado y más caliente que jamás había sostenido su mano. Sentía como el
ardor pasaba del brazo a todo el resto de su cuerpo menos a su cerebro que se
congeló. Se había quedado en blanco con el brazo temblando sin saber bien lo
que hacer. Miró a su alrededor y todos le estaban gritando algo pero no sabía
el que, no podía oírles. La herida que tenía en la cabeza le palpitaba y un
fuerte estruendo pasó por su cabeza. En un impulso se llevó las manos a las
orejas. Aquel sonido le volvía loco. No podía describirlo. Cayó de rodillas y
hundió la cabeza con las manos aún sobre ésta en el suelo y el látigo cayó al
suelo a unos dos metros de donde él estaba. Era como si algo le estuviera
rayando y cortando el cerebro en trozos y no le dejaba pensar ni reaccionar. No sabía cuánto tiempo había pasado hasta que
Zayn puso una mano sobre su hombro y poco a poco lo ayudó a levantarse pero le
pareció una eternidad.
-
Vamos – le dijo – Ahora tenemos que buscar la planta – se dejó ayudar
por Zayn sin apartarlo como hubiera hecho en otras circunstancias. No preguntó qué
había pasado con el balrog porque se dio cuenta por sí mismo al verlo tirado en
el suelo con el látigo incrustado en su lomo y del que brotaba una sustancia
plateada. Sintió náuseas y todo a su
alrededor daba vueltas. Entraron en el templo hasta llegar al jardín donde todo
estaba repleto de aquella planta. Laura, que ahora tenía una gasa sobre la
herida de su hombro, metió varias de aquellas plantas en el bolso de Gornid.
Aquel bolso era especial, podía meter en él cualquier cosa por muy pesada que
fuera porque no se notaba el volumen ni tampoco el peso. - ¿Listo? – le pareció
ver un destello en los ojos de Zayn y hasta le pareció que estaba sonriendo.
Seguía apoyado en él. No tenía fuerzas para mantenerse en pie sin ayuda.
Gornid y Carlos seguían en la misma
habitación con Rosmarie tirada en aquella cama. Desde que Zayn se había ido
hace dos días no se atrevían a tocarla o a cambiarle la ropa. Él fue el único
que se dedicó a eso y no se sentían cómodos al quitarle esa labor. Gornid,
ayudado por Carlos, habían trasladado una mesa y un par de sillas a la
habitación.
-
Empezaremos por algo fácil que quizá te haga recordarlo todo a la vez –
se rascó la cabeza y se lanzó con una pregunta - ¿Cómo te criaste? – Carlos no
asimilaba aquella pregunta. Le llegaban recuerdos e imágenes borrosas pero
después de un rato todo se volvió más claro.
-
Vivía con mis padres al norte de Suiza. Teníamos una casa pequeña pero
bastante acogedora, tenía todo lo que necesitaba. Pero cuando mi hermanita llegó
me di cuenta que no lo tenía todo, me faltaba ella. Yo tenía tres años cuando
ella nació. Estaba tan contento de tener una hermana - suspiró, intentaba recordar su nombre pero no
podía, no le ponía cara – Con los años nos convertimos en mejores amigos,
bueno, tan amigos como dos hermanos pueden ser. Pero cuando cumplí quince años
ella vino a por mí. Solamente sé que me conectó unos cables para que me
olvidara de todo, me cambió el nombre. Me cambió algunos genes para que fuera
rubio en vez de pelirrojo, que tuviera los ojos marrones en vez de verdes y me
enseñó a desarrollar el “don” – Carlos hizo las comillas con los dedos - de ser un hombre tigre. – todo aquello le
dolía demasiado. Recordar a su familia, sentir a su hermana pero no saber su
nombre. Lo que más le dolía era que aquella vida que la cazadora le había dado
fuera toda una mentira. Todo él era mentira.
-
¿Recuerdas cómo se llama tu hermana? ¿O cómo es? – Gornid hizo hincapié
en esas dos preguntas pero Carlos no lograba ver nada. No podía verle la cara a
su hermana, la veía borrosa. Cuando la llamaba en vez de su nombre oía un
ruido.
Habían pasado casi dos días desde que dejaron
atrás a aquel balrog muerto. Sentían que no llegarían a tiempo. Gango estaba
mal, su estado de ánimo y mental no mejoraba. Incluso él mismo podía decir que
iba a peor pero no se atrevía a decirlo. A Laura le habían enseñado las horas
según la posición del sol.
-
No es por asustaros pero nos quedan dos horas – todos empezaron a
moverse más rápido. Era increíble la fuerza que tenía Zayn. Había cargado con
Gango casi dos días enteros y aún tenía fuerzas para ir más deprisa. Pasó el
tiempo sin que nadie dijera nada. Se daban cada vez más prisa hasta que vieron
el portal desde lejos. Se estaba cerrando y perdiendo intensidad. Gango respiró
profundamente, no podía dejarles perder más tiempo. Si ese portal se cerraba iba
a ser culpa suya. Sopló el aire que contuvo durante unos segundos, se soltó del
brazo de Zayn y empezó a correr. Los demás lo siguieron mientras le gritaban –
Idiota – le gritó su hermana cuando estaban ya delante del portal.
-
Daros prisa, se va a cerrar – les dieron las gracias a los enanos por
su gran ayuda y se adentraron al portal.
-
Es pelirroja – Carlos y Gornid estaban reunidos esperando la llegada
de los chicos y en ese preciso instante lo recordó todo – y tiene los ojos
verdes. Es … - tragó la saliva que se le amontó en la boca – es Rosmarie – los ojos
se le cristalizaron y le entraron ganas de llorar. Gornid se quedó asombrado y
Rosmarie de la cama que podía escucharlo todo se quedó atónita. Quería llorar,
ella lo sabía. ¿Dónde estaba Josh? No la había ido a visitar. No se había
enterado de que su hermano seguía con vida y que lo tenía más cerca que nunca.
Sintió que el corazón le daba un vuelco cuando oyó un sonido estruendo fuera de
la casa. El portal se había cerrado. Por un momento no sintió el latido de su corazón
hasta que oyó la voz de Zayn y su corazón empezó a latir con fuerza. Estaban a
salvo.
Que Intriga Seguilaa que me matas
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