Carlos abrió los ojos y lo que vio no fue
nada de su agrado. Fue enviado aquí para buscar información y si las cosas se
complicaban traer a la chica con él de vuelta pero en ese estado no podía hacer
ninguna de las dos cosas. Quizás podría sacar algo de información poniendo la
oreja en las conversaciones. Miró a través de las rejas pero no había nadie. Se
quiso levantar pero su brazo le dolía horrores y al bajar los ojos se cumplió
lo que imaginaba. Estaba levemente herido.
-
No puedes mantenerlo aquí encerrado – oyó ruido detrás de la puerta de
esa habitación. Era una habitación extraña pero era como una cárcel. Estaba
encerrado entre rejas en una gran habitación con varias estancias parecida a la
suya. La puerta del fondo se abrió poco a poco y entró un chico alto y
corpulento, era unos quince centímetros más alto que él. Tenía el pelo oscuro
como el cielo en una noche sin estrellas. Lo seguía una pelirroja unos veinte
centímetros más baja que el otro y unos cinco más baja que él.
-
Claro que puedo – él se cruzó de brazos delante de la celda y lo miró
sin pestañear fijamente a los ojos – tengo el control de todo esto – levantó
los brazos mientras sonreía descaradamente. “Este no es el chico que yo conocí” pensó Rosmarie para sus
adentros. El cambio que Gango había pegado en menos de una hora no se lo
hubiera imaginado ni en mil años.
-
No tienes pruebas – Carlos miraba algo divertido la escena. Aquella
chica intentaba convencerle de que él chico encarcelado era de corazón puro y
limpio – Sácalo ahora mismo de ahí. – lo cogió del brazo y le dio la vuelta
para verle cara a cara.
-
Rosmarie, no lo entiendes – le tocó la mejilla con el dorso de la mano
pero rápidamente como si estuviera electrizado la quitó para volver a cruzarse
de brazos – Él es un enviado de la cazadora.
-
Repito, no tienes pruebas – los colores se apoderaba de la cara de
Rosmarie.
-
Soy experto en detectarlos – se volvió para mirar a Carlos – no
necesito pruebas para ello. – Rosmarie se acercó a las rejas y hundió su cara
entre los barrotes.
-
Te sacaré de aquí, lo prometo – le dijo a Carlos el cual sonrió
tímidamente – Y tú, -señaló a Gango – no lo toques hasta que yo vuelva,
¿entendido?
-
Entendido – dijo éste con una sonrisa pícara.
-
Estoy hablando en serio – ella soltó un bufido y se acercó a la puerta
– y como le pase algo caerá sobre ti todo el peso de mi cabreo.
-
Vale, vale – los rizos serpenteaban sobre su espalda mientras se daba
la vuelta y desaparecía por la puerta. – Ella no estará aquí para protegerte
siempre, bola de pelo. – dijo Gango acercándose a la celda.
-
Ella sabe que soy inocente, no necesito más – algo en los ojos de ella
le hacía sentir seguro, le hacía sentir que la conocía. Parecía que ella era la
clave para descubrir ese pasado que se le había sido negado. Esas fueron las
palabras de la cazadora. Esas palabras retumbaban en sus oídos como balas en su
corazón.
Rosmarie buscó a Zayn por todas partes pero
no había rastro de él. Sólo le faltaba buscar en su habitación y ya se había
recorrido el internado de arriba abajo. Tomó aire antes de entrar en su
habitación. Cogió el pomo con su diminuta y fina mano, le dio la vuelta y al
ver que se abría sin dificultad suspiró aliviada. Asomó la cabeza poco a poco
para ver a Zayn besándose con la hermana de Álvaro. Laura estaba sentada sobre
el regazo de Zayn mientras se abrazaban fogosamente. No le hacía mucha gracia
interrumpirles por lo que cerró la puerta sin que ellos se dieran cuenta de su
presencia y esta vez buscó a Josh. Necesitaba que su … su …. ¿qué eran ella y
Josh? Nunca habían tenido la charla pero la tendrían, hoy no pero pronto.
Necesitaba que Josh supiera todo esto, necesitaba su ayuda. Sabía que Zayn no
la perdonaría pero por una parte o por otra Josh estaba implicado en esto. Bajó
las escaleras rápidamente con sus dos pies izquierdos sin tropezarse, caerse o
abrirse la cabeza. Era un verdadero logro para ella. Se rió tontamente de ella
y salió al patio trasero. Buscó con la mirada y vio a Josh sentado en un tronco
y delante de él estaba Luane sentada en otro tronco. Ella le había cogido la
mano mientras pasaba su mano sobre su pierna. Se puso colorada en un instante.
Se precipitó tropezando con todas las piedrajas del patio y al llegar a su lado
carraspeó.
-
¿Se puede saber que hacéis? – preguntó cabreadísima.
-
Estábamos hablando – se precipitó Luane.
-
¿Cogidos de la mano? – volvió a preguntar Rosmarie, le daba mucha
rabia pero le parecía irónico. – Mejor no respondas, y tú – señaló a Josh – la
próxima vez te follarás a tu amiguita. – se dio la vuelta pero Josh la cogió
del brazo.
-
No es lo que piensas, por favor, déjame explicártelo pequeña.
-
Déjala que se vaya, sabes que estás mejor sin ella – Rosmarie no lo
soportó más, se acercó a ella y le dio una bofetada. Sonó tan fuerte que las
demás personas del patio se dieron la vuelta para ver la escena.
-
Rossy – Josh la cogió por los hombros y se la llevó dentro del
internado. Josh se estaba riendo descaradamente en su propia cara.
-
Podrías contarme el chiste ya, así nos reímos los dos – se cruzó de
brazos, estaba realmente enfadada y Josh se dio cuenta de ello por lo que
intentó parar de reírse. - ¿Se puede saber de qué te ríes tanto?
-
Luane es mi hermana – Rosmarie se quedó helada ante aquellas palabras.
-
Pero si no os parecéis en nada… No, o sea, ¿cómo es posible? Ella es
tan …. y tu eres tan …. No, es que … Que fuerte – terminó diciendo y con todo
eso Josh estalló en carcajadas. – Tengo que pedirle disculpas – Josh la paró.
-
Es un caso perdido, no necesita explicaciones – le dio un beso en la
frente - ¿Me estabas buscando?
-
Ah sí, era algo urgente – se recogió rápidamente el pelo en un moño
desaliñado. Empezó a contarle lo que había pasado estas últimas semanas
omitiendo algunos datos pero dejando claro lo que Zayn era, lo que intentaba
hacer cuando apartó a Josh de su lado, también le contó lo de Gango y Carlos. –
Me transmite algo … sé que no es malo y aunque fuera enviado por la cazadora,
hay algo dentro de mí que me dice que es bueno. – se tocó el corazón – Algo
aquí dentro me dio una señal, fue como un presentimiento pero uno bueno.
-
Pequeña, será solamente un estímulo. Tu corazón intenta sustituir a tu
hermano , nada más – intentó contestarle de la mejor manera posible pero
aquello no se podía decir de otra manera.
-
No lo entiendes – ella agachó la cabeza y unas lágrimas corrieron
sobre su cara. Se limpió la cara y prosiguió – Mi hermano desapareció hace
muchísimos años, lo sé pero también sé que no murió, y quizás ….
-
No es él, lo hubieras reconocido – Josh la atrajo contra su cuerpo y
la abrazó. Todo aquello era demasiado para ella. Notaba su espalda bajar y
subir al son de su llanto. Le dio un beso en la cabeza y le acarició la espalda
para tranquilizarla.
Rosmarie volvió al refugio secreto de Gango,
pero esta vez iba con Josh. Entraron dentro y vio a Álvaro cogiendo a Carlos
del cuello de la camiseta. Carlos llevaba la ropa que Álvaro le había prestado.
Se notaba a leguas que era su ropa. Rosmarie se abalanzó sobre él.
-
Suéltalo, ¡suéltalo! – se interpuso entre ellos dos – Lo prometiste.
-
No prometí nada – cuando vio a Josh enloqueció - ¿Qué hace este aquí?
– elevó el tono de voz más de lo debido.
-
Viene a ayudarme, cosa que tú no estás haciendo – para Gango aquellas
palabras fueron peores que bofetadas en la cara. Hubiera preferido unas
puñaladas en el corazón. - ¿Estás bien? – se dio la vuelta para ver la cara
mugrienta de sangre de Carlos. Tenía la nariz rota. – Haz algo bueno y tráeme
algo para curarle – abrió la puerta de la celda, ayudó a que Carlos se sentara
y se sentó a su lado. Al rato Gango le trajo todo lo necesario para curarle. –
Dejarnos solos, por favor – Josh y Gango salieron de la habitación, no sin
antes protestar pero no ser escuchados.
-
Gracias – dijo éste casi en un suspiro.
-
No te esfuerces en hablar – Rosmarie le curó poco a poco todas sus
heridas. – Todos creen que eres malo – Carlos se sobresaltó cuando le tocó la
nariz con un trozo de algodón.
-
¿Tú también?
-
Yo confió en que aunque fueras enviado por alguien malo, tú no eres
así. – cogió un agua oxigenada y le echó a las heridas.
-
La virgen, como escuece – protestó Carlos. Rosmarie se rió.
-
Perdona, sé que no es gracioso – se mordió el labio.
-
Diles que estaré encerrado aquí todo el tiempo que sea necesario para
que me crean – la miró a los ojos. Esos ojos le recordaban algo pero no sabía
él que. Necesitaba recordarlo – Necesito que me ayudes. – resopló – Sé que has
hecho mucho por mí ya pero necesito recordar. Recordar lo que soy, quién soy.
-
¡Rosmarie! – Zayn entró corriendo en la habitación, la cogió por los
aires y la sacó fuera de la celda – Eres una niña estúpida. ¿Cómo puedes
creerte todo lo que te dice? Te está manipulando. – Zayn la cogió por los
hombros y la sacudió – Eres muy ingenua, Ros.
-
¡Suéltala! – Carlos se abalanzó sobre Zayn pero Zayn lo empujó contra
la pared y el choque de su cabeza contra la pared fue tal que hasta el sonido
retumbó en los oídos de Rosmarie.
-
No te acerques más a ella – le amenazó con una mirada tan feroz que a
Rosmarie se le erizó la piel del cuerpo. Ese no era Zayn.
-
Volveré, lo prometo – le dijo Rosmarie mientras era arrastrada por
Zayn fuera de aquella mugrienta habitación.
-
Podrías hacer mejor tu trabajo – le advirtió Zayn a Gango – Inútiles.
-
¿Cómo le puedes hablar así? Deberían cortarte la lengua – se alteró
Rosmarie – Esto es la gota que colma el vaso. Te estás pasando cinco mil
pueblos, Zayn Javaad Malik. – en ese instante sintió como todo su cuerpo
flojeaba, las piernas le temblaban igual que todo su cuerpo. Su cerebro no
reaccionaba y una ola fría recorrió todo su cuerpo posándose sobre su corazón.
Las piernas y el cerebro desconectaron y cayó redonda en el suelo pero antes de
quedarse totalmente inconsciente oyó a Álvaro gritar: “¿por qué no se tomaba la maldita poción?”