Narras tú.
A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo normal, tenía que coger el avión a las 12 y cuando yo me desperté eran las 8, me levanté perezosa de la cama y miré por última vez las maletas para comprobar si tenía todo lo necesario. Al salir de la habitación miré por el pasillo y Clara estaba en la cocina tomándose un café. Por lo visto ella también se había levantado temprano pero por lo que me había dicho ella se iba a las 10 en tren. Iba ya vestida, llevaba un conjunto monísimo y con unos botines de infarto. Eché una mirada rápida y vi que tenía el collar que Carlos le había regalado, al menos lo suyo si que fue un para siempre o al menos lo que durara. En el sofá, al lado de todas sus maletas había un bolsa, por fin se había decidido a llevar un bolso, pensé que nunca vería algo así.
- Buenos días, princesa - dijo sonriente desde la cocina.
- Voy a la ducha - señalé el baño y me metí dentro. Me hacia mucha falta relajarme y estas semanas serán lo más relajante del mundo. Salí y ella seguía en el mismo sitio con la misma taza - ¿Ese café es interminable?
- No - se rió - Estaba pensando - dijo con una sonrisa medio fingida.
- ¿Quieres hablar de ello? - me senté a su lado con el pelo aún mojado.
- Me hará falta - suspiró. Su suspiro me lo tomé como un alivio de "por fin" - Cuando te fuiste Dani se pasaba horas y horas metido aquí dentro, había noches que se quedaba en tu habitación durmiendo, a veces me lo encontraba llorando y no sabía la manera de consolarle, y él sabía perfectamente lo que pasaba. Un día tuve una discusión muy fuerte con Carlos que siempre empiezan por tonterías y acabamos llegando a otros asuntos. El caso es que llegué a casa y él estaba en el sofá viendo la televisión y yo como siempre que estoy mal, me metí en tu habitación buscando algo tuyo para animarme. No podía llamarte, no quería molestarte y fue Dani el que me apoyó. Con todo el cariño que me dio me cegué y pensé que era Carlos, me abalancé y lo besé, nos liamos, estuvimos a punto de hacer....eso, pero no. Él me obligó a parar y me arrepiento mucho - su relato me dejó sin palabras y con la boca abierta.
- Esas cosas suelen pasar, si tu admites y sabes que fue un error pues se queda en eso, un error - puse mi mano sobre su hombro y la acaricié - Voy a vestirme, y deja las preocupaciones, que nos vamos de vacaciones - le di un beso en la mejilla y entré en mi habitación. ¿Dani durmiendo aquí? ¿En esta cama? Habían tantos recuerdos. Empecé a llorar, no sabía si era de felicidad o de melancolía pero el caso era que sonreía como tonta. Miré el conjunto que me había preparado antes de hacer las maletas y me lo puse, pero antes me sequé del todo el pelo. Cuando ya acabé y me miré al espejo me di cuenta que eran las 9 y tenía que llevar a Clara a la estación. Estas botas me quedaban realmente bien. Adoraba los gorros pero el primer complementos que me puse fue el collar de Zayn, antes que la camiseta, antes que todo. La pulsera me hacia recordar a los chicos, a mi Niall por el trébol y a los demás por la bandera.
Clara estaba agradecida por ayudarla con las maletas y por llevarla a la estación. En su cara noté que quería decirme algo.
-Clara, cariño, la próxima vez que quieras confesarte ve a un cura, que por aquí hay muchos pero esta te la paso, suéltalo ya o me matas de los nervios - dije conduciendo con cuidado. Me saqué el carné hace poco y esperaba conservarlo para siempre.
- Solo quería darte las gracias - se ruborizó - pero como sé que a ti no te gusta que te den las gracias intentaba decírtelo con otras palabras pero contigo no se puede.
A los 40 minutos llegamos a la estación, había mucho tráfico por lo que nos vino bien arrancar antes. Ayudé a que suba las maletas al tren, nos despedimos, Clara echó unas cuantas lágrimas pero eso era típico en ella.
- Nos vemos pronto, esto no es una despedida. - le dí un largo abrazo y la despedí con la mano. Ahora solo tocaba volver a casa, desayunar algo y después llamar un taxi, no quise comprometer a nadie para que me llevara así que decidí que era mejor llamar un taxi.
Narra Niall.
Los nervios podían conmigo, por culpa mía y de sus padres ella tenía que venir en avión, la cosa que más odiaba. Yo llevaba más de media hora en el aeropuerto de las afueras de Mullingar pero no anunciaban nada. No paraba de preguntarles a las recepcionistas cuando llegaría el avión y me decían que me calmara. ¿Estábamos locos? En estas situaciones y sabiendo lo mal que lo estará pasando no se puede uno calmar.
-¡Niall! - su dulce voz gritó detrás mía y me dí la vuelta, allí estaba ella más guapa que nunca, dejó la maleta en el suelo y salió corriendo a abrazarme.
- Parece que hayan pasado años - dije entre lágrimas y risas, era típico cuando estaba emocionado. La ayudé con las maletas y nos fuimos a su casa. Su madre estaba muy contenta de verla. Su padre estaba como siempre, tieso sin decir ninguna palabra.
- Me encantan las botas - le dije cuando ya estábamos solos en su habitación arreglando el armario.
- ¿Tienes fiebre? - no era muy normal que yo le hablara de ropa y menos de botas - ¿Qué pasa? ¿Qué era ese asunto?
- Lo hemos arreglado todo. Estoy definitivamente soltero - dije abriendo los brazos como un pájaro cuando vuelva que es libre. - Y recordando nuestro pacto, tu ahora tienes que hablar con Zayn - dije carraspeando a lo que ella me miró.
- Todo a su tiempo - dijo haciendo unos gestos con la mano - ¿Qué tal la gira?
- Bastante bien, tenemos estas semanas libres hasta después de tu cumpleaños y el de Zayn y volveremos al escenario. Es un gusto volver a cantar delante de tantas personas, es un sentimiento al que aún no me acostumbro. Siento las mismas mariposas en el estómago como la primera vez. - ella me miraba curiosa poniendo un gran punto de interés en mi sonrisa. - En octubre volvimos a The X Factor, fue mágico volver a entrar por esas puertas. Estuve más que emocionado. Hay varios grupos buenísimos, pero me llama la atención uno en especial, District 3.
- Nunca lo había oído - puntualizó ella.
- Mañana veremos el programa y recordaremos viejos tiempo. - no podía parar de sonreír, cuando estaba con ella que tanto me había ayudado volvía a ser yo, era diferente, me hacía sentir como en casa estuviéramos en cualquier parte del mundo. Su afecto y su cariño desprende un calor tan acogedor que no podía fingir.
Narras tú.
- ¿Te apetecería pasar el fin de año conmigo en Bradford? Tengo las entradas para el concierto de McFly - me dijo Niall más que contento. Eso me hizo recordar el regalo de mi cumpleaños y la primera vez que conocí a Zayn chocandome accidentalmente con él. Zayn siempre que puede me lo recuerda y ese momento siempre será un recuerdo perfecto dentro de mi.
- No podría estar más de acuerdo - dije más feliz que una perdiz, salté encima de Niall cayendo los dos al suelo.
- ¿Niall, te quedas a comer? - gritó mi madre desde el piso de abajo pero se autocontestó - Que pregunta más tonta, no rechazarías una comida por nada del mundo - oímos como mi madre se reía.
- Esto me hace recordar los viejos tiempos - puntuó Niall - ¿Te acuerdas cuando nos quedábamos el uno en casa del otro viendo películas o hablando de tonterías? ¿ O en clase nos pasábamos los exámenes? Me acuerdo de esa vez que la profesora Jonhston me pilló comiendo en clase y me quitó el bocata, pero tu me diste el tuyo y nos echó a los dos de clase - recordando esas cosas nos reímos como locos a carcajadas.
-¡Bajad a cenar! - gritó mi madre.
- Si que es rápida - dije más que sorprendida de mi madre.
- Ha mejorado mucho en la rápidez, los días que estuve por aquí y tu estabas estudiando siempre me quedaba a comer aquí - Niall ya bajaba corriendo las escaleras rumbo a la cocina.
me encantaa *-*
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