Aquí, conmigo.
-¿Mamá, puedes llevarme a la Nueva Condomina para ir de compras? Aún tengo que comprarme varias cosas.
-No tengo tiempo - cerró la puerta y salí escaleras abajo.
-¿ Y si me voy en tren? - se dio la vuelta de repente.
-¡No! - me gritó.
-¿ Y cuando quieres que compre las cosas? - pasó de mi comentario y se fue, yo subí a mi casa y por twitter le conté a Clara todo lo que había pasado. De repente sonó mi móvil - Dígame - siempre contestaba igual.
-¿Paula? - me sonaba su voz.
-Sí, ¿quién habla? - pregunté.
-No me puedo creer que no me reconozcas - seguí pensando pero no caía - Soy Blas.
-Ah, que ilusión, ¿ y por qué la llamada? - empecé a sonreír como tonta.
-Vi que necesitabas ir de compras y no tenías quien te lleve, si te apetece te llevo yo y así vemos alguna película, creo que hoy dan una nueva de comedia. -dijo algo ilusionado.
-¿En serio me llevarías de compras? Como me acabas de alegrar el día. Pues me encantaría ir, ¿ a que hora pasas a recogerme? -pregunté más feliz que nunca.
-En una hora estoy allí, besos - me di cuenta de que había puesto morritos al otro lado del teléfono, siempre lo hacía.
-Hasta luego - colgué y me metí a la ducha rápidamente. Me ricé el pelo ya que así terminaría antes, me puse unas sandalias marrones, unos pantalones cortos blancos con rayas azules y una camiseta de flores con manga francesa. Justo en ese momento tocaron al timbre, cogí mi bolso y bajé, lo vi sonriente y entré - No sabes como me alegro de volver a verte - le di dos besos y sonrió.
-¡Nueva Condomina, haya vamos ! - empezó a reírse, no sabía muy bien de que hablarle - ¿Has visto mi móvil? - empezó a buscar por el coche.
-Tu conduce, ya lo busco yo, a ver si nos estrellamos o algo, que no quiero morir ¿Vale?
-Vale - dijo riéndose.
-Pues aquí no está, ¿no te lo habrás dejado en casa? - le pregunté.
-Creo que sí, tenemos que ir a por él - lo miré con cara poco convencida - No puedo vivir sin móvil.
-Venga, que no quiero que te mueras - dije irónicamente. Llegamos a su casa de Molina de Segura y me invitó a pasar.
-¿Quieres algo de beber? - preguntó.
-No, estoy bien, tu busca el móvil -miré por la ventana y de repente se nubló todo - ¿Y el sol? - empezó a llover muy fuerte, había relámpagos y truenos - ¡Blas! - grité y apareció corriendo.
-¿Qué pasa? - fui corriendo y lo abracé.
-No me gustan los truenos - me correspondió al abrazo y me abrazó muy fuerte - Perdona - me separé de él y empecé a reírme - No aguanto los truenos.
-Tranquila - fue a mirar por la ventana - Pues la que está cayendo es gorda - me vio preocupada - Siéntate en el sofá, ahora vengo. - se fue por la puerta que había aparecido antes y yo me acucurré en el sofá, hacía mucho frío, en ese momento Blas apareció por la puerta con dos mantas - Lo veía venir - dijo sonriente y me la entregó.
-Gracias - me tapé - Que gustico - lo vi en la cocina mirando por los armarios - ¿Tu no vienes a sentarte? - dije sonriente.
- Espera, estoy haciendo palomitas, creo que nos quedaremos aquí un buen rato, ¿ por qué no miras en ese armario debajo de la tele? Hay películas, elige una.
-¿Qué te parece si vemos Un paseo para recordar ? - le enseñé la película.
-Genial, es mi película preferida - volvió con las palomitas y se sentó en el sofá.
Vimos la película pero volvía a haber truenos y yo abracé a Blas por debajo de las mantas, me desesperaban los truenos. Blas estaba sonriente mirando la película mientras comía palomitas. Acabamos de ver la película y fuera ya había oscurecido.
-Blas, ¿crees que parará pronto? Tengo que ir a mi casa - volví a mirar por la ventana pero seguía lloviendo incluso más fuerte que antes.
-No creo que pare en un buen rato, ¿ por qué no llamas a tu madre y le dices que te quedas a dormir aquí? - apagó la televisión y se llevó el plato de las palomitas para limpiarlo.
-¿Aquí? ¿Contigo? - pregunté incrédula.
-Claro, tú, aquí, conmigo - se dio la vuelta y me dedicó una sonrisa. Salí fuera para llamar a mi madre que no se lo creía y como ella tampoco iba a estar en casa dijo que quería hablar con Blas y se la pasé - Sí señora, la cuidaré muy bien, no se preocupe - empezó a reírse -Adiós - colgó.
-¿Qué te ha dicho?¿ Por qué te has reído? - empecé a bombardearle a preguntas.
-Me ha dicho que te cuide y que lo pasemos bien - empezó a reírse y de repente se fue la luz.
-¡NO! - grité de repente -¡Blas!¿Dónde estás? - me cogió la mano.
-Estoy aquí.
-Esto parece una película de terror - en ese momento me soltó la mano - ¿A dónde vas?¡Blas! - empecé a gritar como loca pero nada de repente se encendieron unas luces.
-He encontrado unas velas - vino corriendo - Ven - me cogió de la mano y me llevó a su habitación, empezó a buscar por los armarios y me entregó una camisa blanca - Pontela, seguro que así duermes más cómoda - me enseñó donde estaba el baño y me dejó sola, yo me puse la camisa que me venía gigante y salí. En la habitación había puesto velas por todo el lado.
-Jo, que bonito, si fuéramos una pareja si que sería romántico - dije soltando una carcajada y Blas me miró sonriente, empezaba a hacer frío así me que metí en la cama y me tapé con la manta - Así si que se está a gusto, nunca pensé que en Julio podría hacer tanto frío. - Blas se metió en la cama a mi lado - ¿Vas a dormir aquí? - pregunté algo sorprendida.
-Sí, así no tendrás miedo si hay otro trueno - me dedicó una sonrisa de satisfecho y yo no sabía ni que decirle. Iba a echarlo de la cama pero había más truenos y lo abracé - ¿Quieres que me vaya?
-No, no, quédate, así estaré más segura. - apoyé mi cabeza sobre su pecho - Gracias por todo - lo seguía abrazando, me quedé dormida mientras él me acariciaba el pelo.
De repente volví a escuchar otro trueno y me levanté de un salto, miré el reloj y solo eran las 3 de la madrugada. Al menos ya había vuelto la luz. Fui a beber un poco de agua y alguien me tocó el hombro por detrás, me di la vuelta bruscamente y le di una torta.
-¡Lo siento! - le miré la cara a Blas, le había dejado una marca roja y muy grande - Me habías asustado, te lo has buscado tu solito.
-¡Me debes una gorda! - dijo algo cabreado y me sentí mal. Nos sentamos en el sofá y le di un beso en la mejilla - Así está mejor pero sigue sin curarse - dijo sonriente - le di otro beso en la misma mejilla.
-No lo vuelvas a hacer en tu vida, la próxima vez podrías acabar peor. - le dije amenazándole con el dedo.
Pasó olímpicamente de mi comentario y me abrazó por la cintura, lo sentía cada vez más cerca de mi y yo me alejé, no iba a ceder tan fácilmente, si quería algo debería currárselo.
-Blas, ¿me harías un favor? - le pregunté y asintió - Hace nada fue el cumpleaños de una amiga mía, es mi vecina y una gran auryner, y si no es gran molestia quería ver si podríais tocarle algo, una canción o algo.
-No, tengo una idea mejor - dijo sonriente - La traemos aquí, hacemos una fiesta en la piscina con barbacoa y demás cosas, y os podréis quedar a dormir ,¿ qué dices? - se me iluminaron los ojos.
-¿Harías eso por ella?
-No, haría esto por ti - me volvió a sonreír.
-Bueno, vamos a dormir, que aún sigo con el susto metido en el cuerpo.
Nos volvimos a la cama, y cuando despertamos ya todo estaba a la normalidad, no llovía y había sol. Había algunos pájaros cantando y Blas estaba en la cocina preparando tortitas.
-Qué bien huele - me senté a la mesa y desayunamos juntos.
-¿Aún te apetece ir de compras? - asentí ante su pregunta.
Nos vestimos y nos fuimos a la Nueva Condomina, nos tomamos un helado, paseamos por las tiendas, nos reímos y después me llevó a mi casa.
-Me lo he pasado genial, gracias por todo - iba a salir pero me cogió de la mano.
-Nos volveremos a ver, ¿verdad?
-Claro, pero en una semana me voy al campamento, y no se cuando volveré - le contesté poniendo mala cara, no quería irme ahora cuando había hecho buenas migas con ellos.
-Seguro que nos veremos, y te llamaré - iba a darme un beso pero me doblé y me besó en la mejilla.
-No te será tan fácil - le dediqué una sonrisa de victoria.
-Sabes que no me daré por vencido. - salí del coche, cerré la puerta y le mandé un beso con la mano.
-Qué sepas que será difícil y te pondré muchas piedras en el camino - le contesté.
-Pero el premio que hay detrás de todo eso valdrá la pena - me conquistó con su comentario - Hasta la próxima - me puso morritos y se fue. Yo fui corriendo a tocar al timbre de Laura.
-Tía, te tengo una sorpresa - no la dejaba hablar - Mañana te cuento, te encantará.
-Pero, Paula, ¿qué pasa? - preguntó Laura preocupada.
-No te preocupes, pronto lo sabrás - le mandé un beso a través del telefonillo y me fui a mi casa.
Tenía un montón de bolsas. Me acordé de la noche que había pasado, fue magnífica. Sonreí como tonta y seguí preparando las cosas. Laura se llevaría una gran sorpresa.
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