martes, 3 de julio de 2012

Todo empezó con una payola.

Todo empezó con una payola.


Estaba aburrida como siempre, en mi casa jugando con mi hermana al monopoly, a mi se me daba bastante bien pero a veces la dejaba ganar a ella porque sino se picaba.
-Noelia, eso no se vale - protestó quitándome una casa - Aquí estaba la mía antes, ¿ por que tienes que ser tu la banca?
-No te piques - le removí el pelo y dio un respingo- Si te pones así ya no juego más, voy a dar una vuelta - cogí las llaves y salí de mi casa dando un portazo.
Hoy La Cibeles estaba más tranquila de lo habitual y eso que hace unos días habíamos ganado la Eurocopa , estaba tan orgullosa de ellos sobretodo de Torres que por fin ha callado todas las bocas que lo criticaban. Necesitaba tomarme una coca-cola, que calor más insoportable hace hoy, busqué en mis bolsillos.
-Mierda, ¿y el dinero? - seguí buscando por todos lados pero nada y me di una colleja en la frente - Soy tonta, ¿cómo he podido dejarme el dinero en casa? - el sol me daba en toda la cara y tenía los ojos medio cerrados, la gente se chocaba conmigo, parece que me va a dar un golpe de calor- La payola - empecé a reírme al acordarme de Carlos y sus payolas, entonces alguien se tropezó conmigo y me caí al suelo - Oye, ¿eres idiota o que te pasa? ¿Por qué no miras por donde vas? - empecé a hablar a grito pelado.
-Lo siento, ¿estás bien? - puso su cara delante del sol y pude fijarme mejor en él, era esa misma sonrisa encantadora que me volvía loca en cada vídeo, su voz desmayante y sus ojos marrones que me mareaban con una mirada a través de la pantalla del ordenador.Me tendió su mano y yo le entregué la mía temblorosa, aún no podía creérmelo - Vamos, te invito a una coca-cola, ¿qué me dices? Por cierto, soy Álvaro.
-No hace falta que te presentes, ya te conozco - por fin pude articular palabra - Yo soy Noelia, puedes llamar Noe si quieres, y  ¿cómo rechazar una coca-cola de tu parte?Sería de tontos rechazarla.
-Encantado Noe - le entregué la mano pero me dio dos besos a lo que respondí con unos coloretes muy rojos en mis mejillas, lo podía notar - ¿Tienes mucho calor? Soy idiota, ¿por qué pregunto eso si es obvio? - soltó una carcajada nerviosa - Perdona, estoy nervioso.
-¿Tu estás nervioso? - ahora fui yo la que soltó una carcajada - Si tu estás nervioso ya puedes imaginarte como estoy yo, no me lo puedo creer. Quiero esa coca-cola - se lo volví a recordar.
-Ah, claro, que se me olvidaba - no paraba de sonreír y era totalmente encantador - Mira, ahí hay una cafetería. - nos sentamos en una mesa y él pidió dos coca-colas - ¿Vives aquí?
-Sí - le di un sorbo a mi coca-cola - Vivo aquí cerca, a dos calles - señalé unas calles a la izquierda.
-Yo también vivo pro aquí cerca, vivo en un piso con Blas, uno alto ...-empezó a explicarme como era Blas.
-Álvaro, no te molestes en explicarme como es, os conozco de sobra a los cinco - se me iluminaron los ojos.
-Que mona - acabó su coca-cola y se levantó - ¿Quieres dar un paseo?
-Por mi encantada - acabé mi bebida en menos que canta un gallo y me levanté - ¿No tienes que trabajar hoy?
- Más tarde vamos a grabar pero tengo unas horas de descanso - seguía sonriendo y yo seguía muriéndome poco a poco con cada sonrisa.
Siguió contándome cosas, andábamos sin rumbo alguno, llegamos al retiro y Álvaro compró para darle de comer a las palomas, después nos reímos con algunas de sus bromas, me cantó algunos solos que tenía. Se acercó a uno de los jardines que había y arrancó una rosa blanca. Se acercó a mi y me la puso detrás de la oreja a través del pelo.
-Una rosa para otra rosa - dijo sonriente - Así te ves más guapa, aunque tampoco hay mucho por donde mejorar, eres guapa ya de por si - Álvaro Gango me había dicho guapa, necesitaba un banco.
-Un banco - fue lo único que pude decir, empezó a reírse y me llevó a un banco que había cerca.
-¿Mejor? - asentí - ¿Sigues con tu golpe de calor?
-Sí, sigo con la payola - empezamos a reírnos juntos.
-Carlos debería oírte, seguro se enamora al instante. Pensándolo mejor, mejor que no lo oiga, no queremos que él se enamore de ti.
-¿Cómo? ¿No me crees capaz de enamorar a Carlos? - le miré amenazadora.
-Claro que te creo capaz, soy yo el que no quiere que él se enamore de ti - dijo sin parar de sonreír pero esta vez empezaba a ponerse rojo.
-¿Dónde está la cámara? - pregunté de repente.
-¿Qué?¿Qué cámara? - estaba sorprendido ante mi respuesta.
-La cámara oculta, me estáis haciendo una broma, esto no puede ser verdad - empecé a mirar hacia todas partes.
- Que tonta eres - dijo Álvaro riéndose- No hay ninguna cámara. Todo esto es verdad.
-Pues no me lo creo, algo falla aquí, ¿eres el verdadero Álvaro? -me acerqué a su cara y empecé a estirarle de los mofletes - ¿Una máscara? - veía que todo iba enserio y me puse colorada por la burrada que acabo de hacer. Álvaro no decía nada, se limitaba a sonreír y a mirarme. Cogió mi cara entre sus manos suaves y acercó sus labios a los míos, sus labios desprendía pura pasión y yo seguía pensando que estaba soñando.
-Esto para que veas que todo es realidad y que no hay ninguna cámara - yo seguía con los ojos cerrados y los labios esperando otro beso, soltó una risilla y me dio un beso fugaz- Vamos, te llevaré a un último lugar, por hoy.
-O sea, ¿que habrán más? -pregunté intentando buscar soluciones.
-Sí, si tu quieres, claro.
-No soy tan fácil - me crucé de brazos y vi su cara de cachorrito - Que puñetas, claro que soy fácil, y más contigo - lo abracé intentando que no se me escapara. Me cogió de la mano y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, con paso lento y alguna mirada cómplice de esta magnífica tarde llegamos al parque de atracciones. Nos montamos en algunas atracciones y Álvaro decidió jugar para ganar un peluche, ganó un Bob Esponja gigante el cuál me entregó mientras me daba otro beso. Su móvil empezó a sonar.
-Hola David....Mierda, ¿qué hora es?...Sí, ya voy...Perdonad - colgó - Llego tarde - miré la hora - Tendría que estar en el ensayo hace una hora pero David pasará a recogerme y te dejará en tu casa.
-¿David?¿David Lafuente? - Álvaro empezó a reírse y a asentir.
-Pero guarda bien a Bob Esponja, conociendo a David es capaz de quitártelo ya que el otro día se quedó sin el suyo.
Al poco rato llegó David en su coche, al ver mi Bob Esponja gigante se le iluminaron los ojos.
-Si queréis que os lleve tendréis que prestarme durante unos días a ese Bob Esponja - dijo sonriente.
-No, es mío, solo mío - lo abracé fuerte.
-Ya me pedirás algo algún día - dijo con voz amenazadora - No te preocupes, entrad. - David empezó a hacer bromas y a reírse, era encantador, como Álvaro. Me dejaron en mi casa, Álvaro me dio otro beso.
-Mañana paso a recogerte, pasaremos un día genial , ya verás - me soltó la mano poco a poco y David arrancó.
- Pero .¿estamos saliendo? - grité pero se estaba alejando con el coche y pensé que no me oiría.
-¡Pues claro! - gritó sacando la cabeza por la ventanilla y mandándome un beso con la mano.

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